Compañeros de equipo - cuando el enemigo está en casa
El fin de semana, el diario deportivo barcelonés Mundo Deportivo, realizó un reportaje muy interesante sobre los duelos históricos entre compañeros de equipo, a propósito de la últimas grandes rivalidades que se desarrollan en el equipo Astana de ciclismo o en el Yamaha de Moto GP. Y es que en las motos, la F-1 o el ciclismo se han visto duelos “a cuchillo” entre compañeros.
En F-1 el caso más reciente sucedió en 2007 en McLaren con Fernando Alonso y Lewis Hamilton. El asturiano fue fichado luego de proclamarse bicampeón con Renault, mientras que el inglés era un “novato” terriblemente talentoso, que venía apadrinado por Ron Dennis, jefe de la escudería. En lugar de trabajar para ganar el Mundial con Alonso, como parecía lógico al principio de temporada, le brindaron mayor apoyo al rápido, pero inexperto, Hamilton, con lo que le quedó el título en bandeja a Raikkonen de Ferrari.
Y no ha sido la única oportunidad que ha pasado esto en McLaren. En 1984 Nikki Lauda sumó el título por 0,5 puntos sobre el recién fichado Alain Prost que ganó más carreras, 7. En 1988 y 1989 auspiciaron un “dream team” con Prost y el recién fichado Ayrton Senna. En 1988 el brasileño ganó el título a Prost por 3 puntos (8 a 7 victorias). En 1989 fue Prost quién se lo ganó a Senna por 16, aunque Ayrton ganó más carreras, 6 a 4.
La relación se deterioró a raíz del GP de San Marino'89. Acordaron que el primero que llegara a la curva Tosa no sería atacado por el otro. Prost entró primero pero el accidente de Berger obligó a repetir la partida. Entonces Senna se puso primero y se enfadó al francés. Los piques se sucedieron hasta el episodio de Suzuka'89 cuando Senna sacó de pista a propósito a Prost antes de entrar en la chicane de entrada a meta. El brasileño se reintegró y ganó, lo que le proclamaba campeón. Fue descalificado por saltarse la chicane y el título fue para Prost que al año siguiente se iría a Ferrari.
En motociclismo ha sido habitual el tener el enemigo en casa. La mítica MV Augusta lo practicó. Mike Hailwood y el recién llegado Giacomo Agostini tuvieron una sana rivalidad en 1965, con título del inglés. No fue así en 1973, cuando el mítico Agostini, ya con 10 títulos, vio como Phil Read recibía moto nueva y ganaba el título. El “desplante” motivó su marcha a Yamaha. Repsol Honda también vivió el encarnizado duelo entre Mick Doohan y Álex Crivillé. De 1995 a 1999 compartieron box y fueron múltiples las veces que casi llegan a las manos y se intercambiaron insultos. Los peores incidentes, Jerez'96 y Eastern Creek'96, sus respectivas “casas”.
Llamativo en ciclismo fue el duelo de 1986 en “La vie Claire” entre Bernard Hinault, en el ocaso, y Greg Lemond, en el albor de su carrera. Un año antes, el californiano se vio obligado a ayudar al bretón a ganar su quinto Tour. A cambio le prometieron que “La vie Claire”, incluido Hinault, rodaría para él al año siguiente. Nadie contó con la ambición del “Caimán” que no cesó de atacar. Uno prematuro en Superbagneres le enterró y Lemond le remató. Ya en 1983 Hinault sufrió “convivir” en Renault con la promesa Laurent Fignon.
En 2009 corren paralelas dos rivalidades que llevan a la máxima expresión el dicho de que el principal enemigo es el compañero de equipo. Alberto Contador y Lance Armstrong dinamitaron el Tour desde el Astana. Jorge Lorenzo y Valentino Rossi hacen lo propio en MotoGP desde el FIAT Yamaha.
Cuando Rossi abandonó Honda -con tres títulos- y fichó por Yamaha en 2004 hacía 12 que la marca no ganaba el título. Impulsó el desarrollo de las motos de 990cc y la actual 800cc y lleva otros tres títulos. En 2008 contrataron al bicampeón de 250cc Jorge Lorenzo que tras año y medio ya demanda para renovar el mismo trato (técnico no de sueldo). En carrera se están ganando con deportividad. El mal rollo es de pistas afuera; en el box hay un muro, Rossi prueba las novedades de fábrica antes y ninguno se muerde la lengua.
El Astana, pese a fichar como su líder a Alberto Contador, ganador de las tres grandes rondas por etapas, todo pivota alrededor de Lance Armstrong, el más grande de la historia del Tour (7 triunfos) y que regresó de un retiro de tres años. Abandonado a su suerte, Contador ha dado una lección de fuerza física y mental. Ha sufrido como Lance le atacaba la primera semana y como a éste le arropan los coequipiers. Pero los Alpes y Contador han dictado la ley y ha acabado arrollando a sus rivales propios y ajenos…